Estábamos dispuestos a querernos
para toda una muerte,
yo pensaba en la cara que pondrías
cuando vieras las cosas que te escribo,
cuando sintieras en tu propia carne
el látigo amarillo del silencio.
El tiempo puso nombre a los extraños,
y aprendimos a vernos
con la invidente claridad del loco,
descubrimos el ámbar de las cosas
que no se pierden porque nunca han sido,
la cruda realidad de lo irreal
en la fingida eternidad de un verso.
Así nos conocimos…
quizá hasta el punto de sentirnos uno
y desandar el sueño de los tristes.
Aquella dualidad definitiva ha mordido mis dedos.
No hay espejos que pongan en la cara
la soledad que crece en los paréntesis
de una vida sin mí,
y hay heridas que vierten la costumbre
de no ser escuchado.
Así es la soledad cuando comparte
la emoción de una risa que no existe,
así muere un poeta…
por eso ha de saberse locamente
para toda la vida.
Luis Oroz.
12 comentarios:
Felicidades, sabes decir las cosas extraordinarias con palabras sencillas, que es, ya lo sabrás, el primer mandamiento del poeta. Yo hasta ahí aún no he llegado. Tu poesía me recuerda al maestro Benedetti, por tanto te hace grande. He de volver para seguir disfrutando, pocos placeres gratis quedan :-). Si no te importa te agrego a mi lista de "indispensables". Un saludo muy cordial de una compañera en la aventura apasionante y apasionada de la palabra.
Además de una reflexión profunda, que subyace en la segunda parte del poema, lo grande es cómo has escrito no de amor o desamor, sino sobre el amor, yendo más allá de lo que se acostumbra a hacer.
Excepciional.
Laura
Magnifica forma de hablar sobre el amor. Versos envidiables.
Un placer, Luís.
Precioso, sin más. Es que el poema ya lo dice todo, nada que añadir, pues.
Besos grandes.
Hola Ana, ha sido una muy agradable sorpresa tu visita, y el posterior descubrimiento poético.
Tienes un blog bellísimo, tu poesía es impactante y actual.
Te imprimes junto tus versos, y esa es otra clave, solo aparentemente sencilla.
Muchísimas gracias por tu generosidad, Ana, permíteme que también enlace tu casa a mi casa.
La puertas siempre están abiertas si hay perfume poético.
Un saludo.
Luis Oroz.
Estábamos dispuestos a querernos
para toda una muerte,
No es la primera vez que me haces esto.... empezar un poema así, con toda la fuerza del mundo concentrada en su inicio, es sencillamente un pecado, Luis, un pecado que sólo pueden cometer los genios como tú. He dicho.
Besos
MArian
No sé si existirán los gemelos univitelinos fuera del espejo. Yo, por ahora no he encontrado el mío, y conmigo misma me llevo mal. Espero alguna vez “saberme locamente para toda la vida” o cuando menos, que me sepa alguien.
Me ha parecido un poema lleno de juegos de palabras contradictorias y de gran riqueza. De los que llaman a ser leídos varias veces y que dejan poso (yo todavía me estoy preguntando muchas cosas).
Un beso, Luis.
Laura, muchísimas gracias por tus siempre estimulantes palabras.
Es un lujo la visita de una poeta de tu talla.
Mi gratitud junto a mi abrazo.
Luis Oroz.
Hola Victor, me alegra encontrarte.
Mil gracias por pasarte, y por tu generosa visión.
Recibe un enorme abrazo, amigo.
Luis Oroz.
Tu pasión es mi alegría, Mayte.
Gracias por insuflar ese ánimo, algunas veces, indispensable.
Un besazo.
Luis Oroz.
Jo! Marian.
Que me pones colorao, mujer.
En serio, muchísimas gracias por estar ahí, poniendo peldaños poéticos, en esta arquitectura de la sensibilidad.
Eres un cielo.
Besos.
Luis Oroz.
Luisa, miles de gracias por tu fidelidad, hace muchos meses que tengo la suerte de tenerte entre mis versos, qué más se puede pedir.
Un besazo, amiga.
Luis Oroz.
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