EL ABANICOMe miras desde el agua,
tendiéndome la mano que posaba mi fiebre,
y no llego a alcanzarte.
Flotan muertas las flores
que un día te prendiste en el pelo,
y alguna pluma
de los pavos reales
que siempre te anunciaban,
desde la gris solapa de tu abrigo.
Quiero escuchar tu voz de los veranos,
cuando todo era fácil,y yo siempre encontraba
el camino de vuelta.
Saber, como en aquella foto,
que cuando me mirabas
tú también me querías.
Que no dijimos nada
en el adiós medido, pero que estaba todo
dicho. Quiero no recordar
tu líquida renuncia.
Te fuiste simplemente, como el agua, en el agua.
Y yo me quedé absorta en tus orillas
dejándote fluir,
y espantando certezas a golpe de abanico.
Soledad Sanchez Mulas.
1 comentario:
Muchísimas gracias, Luis, por tu deferencia.
Es un auténtico placer visitar tu espacio de esta forma.
Un beso.
Soledad.
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