Estoy aquí, recuerda
que la vida
es el vértice
donde una
vez tú y yo nos encontramos,
que mi
suelo se inclina hasta alcanzar tu suelo,
que te miro
llegar desde otro ángulo,
como el
niño que observa en la noche de Reyes
la diagonal
del sueño.
Recuerda que te creo cuando mientes
la curva tu
risa,
cuando
apoyas el peso de las lágrimas
en la
delgada línea de lo se ha perdido.
Recuerda que yo insisto en los vacíos
(tan llenos
sin embrago)
de tu
tiempo despacio;
la
superficie ingrávida de tu mundo en mi mundo.
Acuérdate de aquello que nunca podré
darte,
porque sólo
en la ausencia se refleja
la imagen
de la estancia;
esa arista
que roza con mi nombre tu nombre
y que sin
darnos cuenta va creando,
geométrica y
perfecta,
la figura
de un Dios,
omnipresente,
sobre el
cielo imposible de la supervivencia.
Luis Oroz.
4 comentarios:
ah, las geometrías del amor...
Abrazos, siempre
Un abrazo, poeta,gracias por tu huella. ;)
Inconfundible mente.
Si el cuerpo representa al individuo a lo largo de toda la vida, este poema es el adn de tu poesía.
De la misma manera que una pequeña bellota tiene dentro de sí todas las disposiciones para convertirse en un roble, la urdimbre en la que tejes la sutileza del lenguaje hace crecer tras cada verso la robusta belleza de tu identidad poética.
a.s.
Querido amigo Ángel, mil gracias por levantar mis esperanzas poéticas, quizás sin pretenderlo. Estoy muy orgulloso de ese libro que vislumbramos un día y que has hecho realidad. Un abrazo, poeta.
Publicar un comentario